viernes, 31 de enero de 2014

Wish

Llegas desde lo más adentro hasta rayar la superficie con las uñas. Me sorprendes saltando abismos para lograr escalar montañas que se te quedaban altas. Todavía te recuerdo con el pelo al viento volviendo de la playa aquel noviembre. Adicta a los extremos, sol o lluvia, pero nunca días grises. Las pestañas siempre enfiladas. El arqueo de tus cejas al compás de lo que gritan tus ojos, que no saben mentirme. Puedes insultarme de mil maneras mientras con ellos rías desenfadada.

Eres una ola que me inunda, el fuego que me abrasa, el hilo que me cose. Los resquicios de mi cordura te los llevaste por delante, pero yo te robe los tuyos. Somos unas cabezas locas que no entienden más allá de nosotros, del vicio, de caricias infinitas y de un par de besos que no son los últimos. Pero así no nos va nada mal.

Agárrate fuerte que el camino esta lleno de curvas cerradas. Juntos aunque no sepamos donde vamos, te aseguro que merecerá la pena.


viernes, 13 de diciembre de 2013

Dejemos atrás lo insignificante

En tus piernas comienza mi música, me hipnotizo en ellas y solo escucho los acordes que las acompañan. Me envenenan, pero no por eso voy a dejar de mirarlas. Las tengo memorizadas, palmo a palmo, mis labios las han recorrido de arriba a abajo intentando configurar un mapa.

Me hacen estremecer cuando consigo hacerlas temblar, me agitan la respiración hasta secarme la garganta. Mis dedos entonces no se están quietos, van detrás de tus rodillas y te cogen con fuerza. 

Jodidas locuras en las que me pierdo, en las que me busco, en las que me encuentras. 

sábado, 9 de noviembre de 2013

Chocalate y sal

Me envuelvo roto en pedazos, pero tú me recompones. Sacas lo mejor de mí, aunque también me pisas para hundirme. Eres calor y frío, el contraste, la contradicción llegada a los extremos. No entiendes de medias, ni de escalas de grises.

Para ti solo hay una pequeña línea que separa al desastre del éxito. Si el sol quema eres feliz, pero cuando el viento helado sopla nadie te puede sacar de la cama. Estás radiante con tu vestido favorito, desenfundando tus armas, disparando para conseguir lo que te propongas con tu sonrisa.

No sabes bailar, pero dominas el ritmo cuando te mueves al compás del tembleque de tus piernas. Me seduces, atrapas en tu voz mis gemidos.



martes, 8 de octubre de 2013

Sin nombre

Tu voz huye de mi cabeza tan rápida que no la puedo retener entre mis brazos. Formas un huracán con tus palabras que arrasa,  porque son demoledoras tus mentiras. ¿Es verdad lo que me decías? No lo sé, ni creo que pueda creerme lo que pienso o aceptar lo que me dices. Tiempo, saliva para las  heridas. Tú eres alcohol puro, y yo estoy en carne viva.


martes, 1 de octubre de 2013

Titubeante

Déjame estar quieto en un rincón, agazapado. Prometo que no haré ruido, que me quedaré callado, sintiendo el baile de tus venas al correr por ellas tu sangre caliente.

Me quiero perder en tu cuerpo para no encontrarme. Hacerme diminuto, más  pequeño todavía, hasta que tus piernas sean largos caminos por los que correr deprisa. Hasta convertir tu ombligo en lugar de mis acampadas, para disfrutar de la noche que encienden tus ojos negros.  Poder columpiarme en tus pestañas tan alto que sea fácil olvidarme de los problemas. Que sea mi despertador tu risa, que mi lamento se convierta en tus suspiros.

Se mía aunque sea sin querer, como yo perdí la razón, el orgullo y casi el corazón por tus latidos. Malvive, o vive bien, hazlo como quieras, pero con la sonrisa en la boca, y mi mano cogiendo fuerte la tuya. Mira para un lado, para el otro, date cuenta de que el aire no sopla igual si no estoy contigo.

Malditos errores, malditas cuentas mal hechas. Será que hoy soy  los besos que no se dan y tú las espinas de las rosas.

lunes, 5 de agosto de 2013

8

Lo último que terminé está fechado a finales de septiembre del año pasado, se titula "Esperanza", pero ahora tampoco recuerdo lo que ansiaba. Desde entonces no he sabido en que ocupar un folio, mis manos inútiles han olvidado la inspiración de antes, y ya nunca bajan las musas.

La desesperación sí me ha llegado cada noche, en forma de pesadillas o de vueltas en la cama. El destino se ha divertido conmigo como un gato juega con un ovillo de lana. Me he sentido pequeño, viendo las madrugadas pasar harto de insomnio.

Me había  perdido en el desierto, hace siete días me dí cuenta. Se cruzó en mi camino un espejismo de carne y hueso, que me hizo caer en lo olvidado; solo se mueven ágiles los dedos sobre una hoja en blanco cuando se tiene algo que contar, nunca antes. Al llegar a casa rellene unas pocas líneas, por el placer de atrapar en tinta imborrable una belleza efímera. Las leí mil veces, garabateé un 1 encima, y ahí sigue, en la mesilla.

Ayer por la mañana volví a verla, todo un golpe de buena suerte. Venga, Alex, no puedes dejar que se vaya sin saber su nombre, me repetía antes de acercarme a ella.  Medía sobre metro setenta, pelo castaño, piel morena, y sus dientes tímidos se esconden tras sus labios. Tiene los ojos verdes, infinitos, perfectos para no encontrarme en ellos. Acaba de cumplir 23 años, no me ha querido decir lo que estudia y se llama Alba.





miércoles, 17 de julio de 2013

15

Suena el despertador a las doce en mi móvil, casi la misma rutina idéntica de todas las mañanas. Me frotó los ojos, y giró el cuello, anoche dormí con Alba en  mi cama, después de que se nos pasara la noche en un par de horas, como si nos robaran el tiempo cuando se trata de estar juntos.

 Hablábamos de cualquier cosa, sin tabúes ni eufemismos, enredándonos en una maraña de conversaciones que acababan naciendo solas, y desembocando en otras. Apenas hubieron silencios , y aunque antes resultaban cortantes, hemos aprendido a disfrutarlos, mirándonos sin tener porque decirnos nada.

Alba se habrá ido hace un par de horas, pero su olor sigue inundado mi habitación, como una fina lluvia ha empapando las aceras. Ahora voy a tener más complicado eso de no soñar con ella. En la mesilla hay una de sus gomas del pelo, y también la camiseta que le deje para cambiarse, perfectamente doblada. Parecía que estaba hecha a su medida, la tela se dejaba caer en su contorno; adivinando sus líneas y sus curvas.

Mejor dejar de pensar, necesito una ducha de agua fría, aunque no creo que logre despejarme. Espero inventar hoy las palabras que puedan describir la forma que tienes de mirarme.