domingo, 21 de octubre de 2012

Peina el viento


Se me hace inevitable no tirar los apuntes al borde de la cama, levantarme y mirar por la ventana,sin duda hoy es un domingo precioso.
Desde aquí se adivinan las montañas, con sus nubes bajas rodeando la cima , se aprecia también el contorno del río, con más agua de la que recordaba en mucho tiempo y por último me deleita el cielo gris, empañado a base de suspiros veraniegos, que ahora el frío congela.
Me parece un momento perfecto, perfecto para recordar y soñar, para mirar un poco hacía atrás y un poco hacía delante. Para estar a solas con mi silencio, para adivinar por qué corre el viento. 
Será que se ha dado cuenta de que el otoño está aquí y tiene que empezar a hacer de las suyas, helando los huesos para que a todos nos apetezca una tarde de peli, manta , sofa y palomitas. 

sábado, 13 de octubre de 2012

Se hizo vena.

Hablo de despedidas, de atardeceres truncados y de amaneceres finitos. De todo lo que mi alma robo en complicidad con tu ombligo aquellas noches.

Escondida estás desde entonces, esperando que te encuentre, entre esas tonterías de la vida que marcaban duramente tu forma de ser; mojandote en la lluvia, llorando de alegría, perfumando tu cuarto o intentando limpiar con afán a los cristales que rodean al cielo.

Desaparecerá por fin esa idiotez de hablar de de despedidas, para hacerlo por fin, de re recuentros.

lunes, 1 de octubre de 2012

En la Torre


Yo tengo días tontos, como cualquiera. En los que nada me apetece, ni nada quiero, solo acostarme a ver pasar la tarde, mientras voy recordando un poquito de esto y un poco de lo otro.
En veces como esta todo me sobra, nada me parece tan imprescindible como conocerme y nada tan valioso como el tiempo que utilizo en ello.
Quitó la música , me tiró en la terraza, contemplo por primera vez el típico atardecer rojo de octubre que sin ninguna duda es tan bonito como recordaba.
Me da por analizarlo todo; mis primeras semanas estudiando periodismo, lo mucho que echo de menos a ciertos personajes, pero acabo quedándome embelesado pensando en lo rápido que va el tiempo. Quisiera cogerlo , atraparlo y a poder ser no soltarlo. Hoy, como siempre, le tengo miedo a ese rápido veneno, que corre sin decir nada.
Todo esto me deja ese sabor en la boca tan propio de la palabra melancolía , donde estaría yo mejor que en la playa, con mis amigos, desafiando al mal tiempo y a las grandes olas.