miércoles, 28 de noviembre de 2012

Eres mi Marina vestida de rojo.


No te sorprendas si un día descubres toda una obra acerca de ti, siempre he querido plasmarte en la más íntima literatura, eres idónea para ello. Será porque reúnes esos grandes ideales que tanto atraen a los poetas, será porque tienes esa sonrisa capaz de encender las penumbras de los días grises.

Creo que no hay mejor momento para empezar tu historia que en una noche de verano, esas que antes pasamos juntos, aprendiendo a conducir como pilotos sin experiencia. Malgastaré madrugadas que terminan en amaneceres tempranos para escribir y describir tus ojos oceánicos, cada peca que te recorre y esa manera férrea e inquebrantable que tienes de defender la risa como una única arma valida, en este mundo de locos.

 Sin duda me sedujiste al demostrar que jamas te rindes, que por mucho que el viento te este en contra o llueva, tú eres ese pájaro azul que puede volar por encima de cualquier nube. Y yo no necesito más que eso para declararme a gritos ante el mundo como tu mayor fanático, como tu primer incondicional.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Me quede en tu precipicio.

No quiero que esto suene a poeta barato, solo a último aliento antes de tirarme en picado contra ese barranco al que me enfrento, porque hoy vuelvo a tener esas ganas incontrolables de escribir de ti, y la verdad, estoy cansado de matarlas.

Así que buscaré esas canciones que ya no están en mi móvil, prohibidas por recordarme lo que tuvimos a cada compás, releeré esas cartas que te escribí pero nunca reuní el valor de darte y volveré a acostarme en esa cama que fue únicamente tuya, donde después el perfume del aroma de tu espalda me ha torturado cuando ya no estabas.

En fin, me toca soñar  tu ausencia, desear que vuelvas en un día de esos en los que todo me sale irreversiblemente mal , porque a pesar de tu pasotismo de pocas palabras y de ese último beso que naufrago, en el calor insoportable de un mes de agosto, soy desgraciadamente tuyo, por mucho que me pese o triste que suene.



viernes, 2 de noviembre de 2012

Y tan breve


Ojala estuvieras aquí, no para huir de las noches cortas de frío perenne, sino para escaparme del mundo en el fuego de tus sábanas. Contigo y solo contigo.