viernes, 13 de diciembre de 2013

Dejemos atrás lo insignificante

En tus piernas comienza mi música, me hipnotizo en ellas y solo escucho los acordes que las acompañan. Me envenenan, pero no por eso voy a dejar de mirarlas. Las tengo memorizadas, palmo a palmo, mis labios las han recorrido de arriba a abajo intentando configurar un mapa.

Me hacen estremecer cuando consigo hacerlas temblar, me agitan la respiración hasta secarme la garganta. Mis dedos entonces no se están quietos, van detrás de tus rodillas y te cogen con fuerza. 

Jodidas locuras en las que me pierdo, en las que me busco, en las que me encuentras. 

sábado, 9 de noviembre de 2013

Chocalate y sal

Me envuelvo roto en pedazos, pero tú me recompones. Sacas lo mejor de mí, aunque también me pisas para hundirme. Eres calor y frío, el contraste, la contradicción llegada a los extremos. No entiendes de medias, ni de escalas de grises.

Para ti solo hay una pequeña línea que separa al desastre del éxito. Si el sol quema eres feliz, pero cuando el viento helado sopla nadie te puede sacar de la cama. Estás radiante con tu vestido favorito, desenfundando tus armas, disparando para conseguir lo que te propongas con tu sonrisa.

No sabes bailar, pero dominas el ritmo cuando te mueves al compás del tembleque de tus piernas. Me seduces, atrapas en tu voz mis gemidos.



martes, 8 de octubre de 2013

Sin nombre

Tu voz huye de mi cabeza tan rápida que no la puedo retener entre mis brazos. Formas un huracán con tus palabras que arrasa,  porque son demoledoras tus mentiras. ¿Es verdad lo que me decías? No lo sé, ni creo que pueda creerme lo que pienso o aceptar lo que me dices. Tiempo, saliva para las  heridas. Tú eres alcohol puro, y yo estoy en carne viva.


martes, 1 de octubre de 2013

Titubeante

Déjame estar quieto en un rincón, agazapado. Prometo que no haré ruido, que me quedaré callado, sintiendo el baile de tus venas al correr por ellas tu sangre caliente.

Me quiero perder en tu cuerpo para no encontrarme. Hacerme diminuto, más  pequeño todavía, hasta que tus piernas sean largos caminos por los que correr deprisa. Hasta convertir tu ombligo en lugar de mis acampadas, para disfrutar de la noche que encienden tus ojos negros.  Poder columpiarme en tus pestañas tan alto que sea fácil olvidarme de los problemas. Que sea mi despertador tu risa, que mi lamento se convierta en tus suspiros.

Se mía aunque sea sin querer, como yo perdí la razón, el orgullo y casi el corazón por tus latidos. Malvive, o vive bien, hazlo como quieras, pero con la sonrisa en la boca, y mi mano cogiendo fuerte la tuya. Mira para un lado, para el otro, date cuenta de que el aire no sopla igual si no estoy contigo.

Malditos errores, malditas cuentas mal hechas. Será que hoy soy  los besos que no se dan y tú las espinas de las rosas.

lunes, 5 de agosto de 2013

8

Lo último que terminé está fechado a finales de septiembre del año pasado, se titula "Esperanza", pero ahora tampoco recuerdo lo que ansiaba. Desde entonces no he sabido en que ocupar un folio, mis manos inútiles han olvidado la inspiración de antes, y ya nunca bajan las musas.

La desesperación sí me ha llegado cada noche, en forma de pesadillas o de vueltas en la cama. El destino se ha divertido conmigo como un gato juega con un ovillo de lana. Me he sentido pequeño, viendo las madrugadas pasar harto de insomnio.

Me había  perdido en el desierto, hace siete días me dí cuenta. Se cruzó en mi camino un espejismo de carne y hueso, que me hizo caer en lo olvidado; solo se mueven ágiles los dedos sobre una hoja en blanco cuando se tiene algo que contar, nunca antes. Al llegar a casa rellene unas pocas líneas, por el placer de atrapar en tinta imborrable una belleza efímera. Las leí mil veces, garabateé un 1 encima, y ahí sigue, en la mesilla.

Ayer por la mañana volví a verla, todo un golpe de buena suerte. Venga, Alex, no puedes dejar que se vaya sin saber su nombre, me repetía antes de acercarme a ella.  Medía sobre metro setenta, pelo castaño, piel morena, y sus dientes tímidos se esconden tras sus labios. Tiene los ojos verdes, infinitos, perfectos para no encontrarme en ellos. Acaba de cumplir 23 años, no me ha querido decir lo que estudia y se llama Alba.





miércoles, 17 de julio de 2013

15

Suena el despertador a las doce en mi móvil, casi la misma rutina idéntica de todas las mañanas. Me frotó los ojos, y giró el cuello, anoche dormí con Alba en  mi cama, después de que se nos pasara la noche en un par de horas, como si nos robaran el tiempo cuando se trata de estar juntos.

 Hablábamos de cualquier cosa, sin tabúes ni eufemismos, enredándonos en una maraña de conversaciones que acababan naciendo solas, y desembocando en otras. Apenas hubieron silencios , y aunque antes resultaban cortantes, hemos aprendido a disfrutarlos, mirándonos sin tener porque decirnos nada.

Alba se habrá ido hace un par de horas, pero su olor sigue inundado mi habitación, como una fina lluvia ha empapando las aceras. Ahora voy a tener más complicado eso de no soñar con ella. En la mesilla hay una de sus gomas del pelo, y también la camiseta que le deje para cambiarse, perfectamente doblada. Parecía que estaba hecha a su medida, la tela se dejaba caer en su contorno; adivinando sus líneas y sus curvas.

Mejor dejar de pensar, necesito una ducha de agua fría, aunque no creo que logre despejarme. Espero inventar hoy las palabras que puedan describir la forma que tienes de mirarme.


viernes, 14 de junio de 2013

21.

Que distinto se ve el mundo desde su terraza, con el amanecer galopante escribiendo a dentelladas en su cuerpo. Es el tercer martes que disfrutamos juntos, pero todavía no sé que tiene esta chica para haberme quebrado por completo, alargando mis largas noches con el penúltimo éxtasis de sus dedos trasnochando mis venas.

Has arrasado con mi vida, con todo, demostrándome aquello que me dijiste el primer día al conocerte. Eres única, como el fulgor de tus ojos al mirarme, o la forma que tienes de cantarme al oído en un hilo de voz para despertarme.

Envidia me tendrían que tener todos por estar aquí esta mañana, en tu casa, mientras me enseñas ese pequeño cofre en el que te guardas, para esas ocasiones caóticas en las que ya no sabes ni quien eres. Inseguridades inéditas que se te escapan entre los labios.

Eres lo mejor que me ha pasado, y me da igual aquellos que me pinten de niñato enamoradizo; ninguno sabe lo que es intentar rescatar de mis adentros dos frases para describirte y no encontrar palabras, como si se las hubiera llevado todas de un golpe el viento.







jueves, 30 de mayo de 2013

Dulces hombros

Tus destellos a lo lejos, escondidos detrás de nubes que anuncian tormenta. Tus letras sonando, girando como si se fuesen a ir. Ya no hay nadie en la calle, mientas los pájaros disfrutan de la calma que viene antes de la tormenta.

No consigo engañarme, ahora para qué, te estoy echando de menos a rabiar cada vez que pulso estas teclas. No estás, aunque me cueste aceptarlo, ni siquiera para una llamada de esas, a deshora. Todavía recuerdo el nombre de tu calle, no logra el alcohol olvidarla y menos el humo distorsionarla. Es el único sitio donde quizás te sienta un poco más cerca.

Temblaban mis nervios cuando estábamos juntos. Tú alguna vez te quisiste dar cuenta. El solo tocarte me agitaba, eras taquicardia directa al pecho. Esta tarde, todo lo lejos que estás es todo lo imbécil que me siento, escribiendo moñerías varias.

sábado, 11 de mayo de 2013

Rincones

Te tenía olvidado, como si ya no fueses a volver, o mejor dicho, como si nunca hubieras estado. Deje de gritarle a la esquiva suerte tu nombre.

No imaginaba que fueras a aterrizar en mi cama para hacer  las noches mucho más cortas, sin que me importase eso de no dormir por tener a mí lado tus huesos calientes, por contemplar durante horas a intermitentes mordiscos tu espalda. Suspiros, una pequeña sonrisa que me hace imposible mantener el  mismo tono de voz, mis versos escribiéndote, y las horas pasando con el único consuelo de que todavía no te irás.

Jugando a que ya no existe el tiempo, explorando la textura de tu piel,  dibujando a fuego los recovecos en  los que se compone tu cuerpo. Empeñado en saber también en que lugar exacto tengo que dejar caer los dedos para hacerte estremecer, rompiendo en un grito el silencio de dos cuerpos.



sábado, 27 de abril de 2013

Coincidencias

Comienza a llover y todos corren a resguardarse. Nosotros no, seguimos hablando como antes. Siempre me he enamorado de ese tipo de chicas que saben disfrutar de un poco de lluvia.

Joder, tengo suerte de estar aquí con ella intercambiando absurdas ideas, me pilla por sorpresa que se haya dejado aparecer.  Me empiezo a perder en las conversaciones por prestarle más atención a sus ojos, a cómo se moja su pelo, y como la despeina el  insolente viento, ahora sí puedo decir que es la chica más guapa que he visto nunca.


sábado, 13 de abril de 2013

Gritos y nada más

Subiré trepando desde tus pies hasta el terminar de tu cuello, como si esta noche ya no tuviese mañana. Iré sigiloso, sin hacer ruido que pudiese clavarse en tus oídos, quiero recitarles todo aquello que he escrito de ti estos meses, y recordarte que nunca quise esto para nosotros.

 Quizás así pueda, por fin, terminar estas largas escaleras, que me llevan desde la más tortuosa de tu indiferencia al cielo íntimo de tu boca, porque he de confesarte, amor, que algún día volverás a ser mía. Sufrirás tú también esta fuerza que golpea en mi pecho, suspirando, a pequeños gritos  tú nombre.

 Te rendirás sin condiciones, como yo lo estoy haciendo al escribirte esto, y entonces solo quedaran los buenos momentos, las risas, lo bonito de tu cuerpo desnudo, y el calor de mis manos abrigándote en los meses fríos.



miércoles, 10 de abril de 2013

Ligero

Deberíamos envidiar al aire mucho más de lo que lo hacemos, porque es libre, tanto que nadie ha conseguido jamas atarlo, ni atraparlo en un bote eternamente. No hay cárcel que lo retenga, al final siempre escapa, deseoso de viajar, de conocer al mundo sin tener un rumbo fijo.

Consigue lo que parece imposible, erosiona incluso las montañas, cambiando así, con mucha paciencia, todo lo que ven nuestros ojos. Moldea nuestra vida, nos arrastra, despeina y da en la cara. Puede soplar con fuerza, hasta convertirse en violento, o ser una ligera brisa que nos acompañe en la playa.

Se llena de los aromas de la gente, del olor a pólvora y se une al humo de mi cigarro. Somos viento, poesía, pueblo.

domingo, 7 de abril de 2013

tontos, enamorados

Caricias de tus manos frías sobre mi pecho caliente,  tu voz en forma de susurro intermitente, la luz entrando a escondidas, y mis dedos acariciando ese mordisco mio que hice al lado de tu ombligo.

Sigue, como siempre, este juego de miradas cómplices de la madrugada de un martes, mientras vamos, sin ninguna prisa inundando de vaho las ventanas de tu cuarto. Esta noche quiero hacer pellas contigo, huir fuera de este mundo que no nos deja amarnos tranquilos, desapareciendo en una ola de respiraciones profundas que arañen mi espalda. Notar como el aire se hace denso al pasar entre mis pulmones, sedientos de oxigeno, pero renunciar a no parar de amarte.

Acabar sin fuerzas, reír a carcajadas, tocarte el pelo, besarte en la cadera, y mirar el reloj para darme cuenta de que ya se ha pasado el día, y nosotros aquí, sin haber salido todavía de la cama.



jueves, 14 de marzo de 2013

Sin prisas

Conozco a la perfección el olor que desprenden las sábanas al despertar, cuando estoy contigo, la manera que tienes de colocarte el pelo al caminar, lo profundo de tus ojos cuando miras y esa última curva que se desliza, silenciosa, entre tus caderas.

Eres genial, vibrante, desbordante y adictiva,  tanto que no te ha costado nada que acabase escribiendote esto, para decirte lo mucho que disfruto de verte en mi cama; despeinada, sin gota de maquillaje, con el pelo recogido y una sonrisa grande, de esas que enamoran.

Me has ganado por completo, sin duda no puedo olvidarme ti, de esos desayunarnos sin dormir, y de tantas noches en vela recorriendote, desde el ombligo hasta dentro.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Acariciando nubes

Hoy  no hay nada que resaltar, todo sigue la misma rutina; madrugar, sueño, prisas, estrés y cada vez menos ganas de luchar por conseguir, lo que no hace tanto me propuse.

Es ahora, con más nostalgia que nunca, cuando recuerdo con media sonrisa triste esos días que pasamos juntos, buscando siempre los lugares altos.  Todavía, cerrando los ojos, puedo sentir que sigo allí, con en el viento en la cara, un silencio pleno, el sol calentándonos y tú disfrutando de todo esto. Echo de menos la vida simple, el vivir sin horarios y esa felicidad fácil en forma de cigarro.

Y que no daría yo ahora por volver a ver la ciudad sumergirse en la noche, con el humo todavía resbalando en la garganta.



sábado, 23 de febrero de 2013

32

Ahora todo carece de importancia, todo excepto ella. Estoy con Alba, en su cama, mientras juego a dibujar corazones de tinta sobre su espalda. Me tiraría toda la noche así, observandola de cerca, a dos palmos de mi nariz.

 Por la ventana se ha colado una intermitente luz gris, que deja entrever como acaricia el interior de mis brazos, sabe que es algo que no puedo resistir. Cada vez hace más calor y corre menos aire entre nosotros, comienza a sobrar la ropa. Le brillan los ojos, sonríe, desliza sus manos sobre mí, muerde sus labios y después hace lo mismo con mi oído. Escucho su respiración agitada, suspiros profundos que me contaminan como puro veneno, haciendo que mi sangre fluya mucho más rápida.

Esta noche no hay ningún reloj que nos ponga hora, tenemos tiempo para ir despacio, segundo a segundo empapando nuestros huesos de caricias lentas. Quiero cumplir mi propósito de contar minuciosamente las pecas que la inundan, dedicándole cuatro besos a cada una.  

Voy sin darme cuenta perdiéndome por completo, entregándome al deseo que me llama a gritos desde su boca. 

viernes, 15 de febrero de 2013

Regresa

Estás encondida, no sé dónde y ya me canso de intentar encontrate. Se te da muy bien esto de jugar, de jugar conmigo a perderte entre tanta gente gritando por encima de todos que sigues aquí, que no lo olvide.

El tiempo se ha congelado entre mis dedos, los días han dejado de pasar. Sólo lo hacen las noches, esas que consumo tirado en la cama sin poder dormir mientras sueño que llegas y curas el frío de mis sábanas con el ardiente calor de tu cuerpo.

No, no tengo miedo a gritarlo; estoy desesperado por estar contigo, por hacerte mía, para no dejarte huir así nunca más, porque se me va contigo la vida cuando ya no estás, porque realmente no se donde ir ni que hacer sin tenerte cerca. Será que soy un idiota, un imbécil de esos que ya no quedan por ser indiscutiblemente adicto a ti, hasta el último rincón de mi médula.




domingo, 10 de febrero de 2013

Con un lazo rojo atado.

Eres armonía desde ese primer día que te vi llegar; nerviosa, con un vestido azul y temerosa de que yo  pudiese hacerte daño. Desconocías que para mí ya no había otra.

Fuiste tú, sin querer e inocente quien convirtió lo nuestro en una guerra complicada, en la que o daba todo igual o no quería a nadie más que a ti cerca de mi vida, coloreandola con gritos, mientras tus dedos recorrían mi pelo y mi boca hacía lo mismo en tu cuerpo. 

Tantísimas noches atormentadas de lluvia han pasado ya desde entonces, una a una marcadas por tu fina voz entre las ráfagas del viento. No dejas oportunidad para que pueda olvidarme de ti, ni de esos pequeños detalles que te hacen única.

Te espero aquí, para comerme el mundo contigo, cumpliendo sueños juntos, yendo lejos y sin prisa por volver.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Frío, viento e invierno.

En esa tarde de primavera, de primeros vestidos y mangas cortas tú helabas mi sangre con palabras demasiados hirientes. Todo estaba en ruinas y tajante huías de ello, como ya hiciste antes.

Decidí no pensar, ni si quiera tuve el valor de intentar olvidarte. Te deje ahí, tal avispa silenciosa acechando para picar en cualquier momento. Tú, irónica y a momentos cruel, siempre acabas eligiendo el que mas duele para aparecer.

domingo, 27 de enero de 2013

41.

A las nueve menos cuarto en la estación de tren del Barrio del Carmen, odio madrugar cuando no son sus caricias en mi espalda las que me despiertan de buenas formas.

 Alba me espera allí, para una más que forzada despedida entre muchísimos vagones y penúltimos besos. Supongo que irá sin peinar, con un cigarro en la mano, ropa ancha y media sonrisa obligada. Se va una semana a Barcelona, a la universidad de Pompau Fabra.

 Debería estar radiante, pero no es así, está fría, distante. Quizás haciendose a la idea de tener que mudarse a ahí, olvidando de una vez lo nuestro. Siempre dijo con cierto aire triste que esto era un historia de un día que se había hecho ya demasiado larga. 

Yo me quedaría aquí, sin saber si podría aprender a volver a vivir sin ella. No quiero que su olor a primavera deje de calar hasta el último rincón mis pulmones cada mañana, al  pasar cerca de aquella cama, donde no hace tanto vivimos rápido, extasiados y sin ningún tipo de preocupación más allá de  que continuase el estruendo amor reventando muelles.





viernes, 25 de enero de 2013

48.

Una llamada espontánea y su voz temblorosa al otro lado del teléfono. Alba ésta en la playa, en casa de sus padres y quiere que vaya, dice que no aguanta un día más sin verme. Me espera en la cala, es su pequeño rincón de tranquilidad, que a mí me ha enseñado hace tan poco.

Comienzo a preparar la mochila; un bañador, zapatillas y una camiseta verde. No quiero tardar, pero el camino es largo y hoy me van a pesar a plomo los kilómetros.

Aparco lejos, prefiero andar antes que estar dando vueltas por la costa. La brisa marina la tapan algunos edificios, es el calor quien parece abrazarme. Cada vez falta menos, ya veo las escaleras blancas y escucho las olas rompiendo a lo lejos. Ella está ahí, muy cerca de la orilla, acostada en la toalla, mientras escucha música y mueve alegremente sus pies.

Intento que no sé de cuente de  que he llegado para darle un susto por la espalda. Le quitó un auricular y se da la vuelta de repente. Su cara de improvisto se tuerce hacia una sonrisa al reconocerme, y pasa por detrás de mi espalda sus brazos.



lunes, 14 de enero de 2013

Eras el último rincon.

Sentimientos de fondo gris que inundaban balcones fríos, aquellas noches de octubre mientras el mundo se desmoronaba y tú te reías de tus propios abismos.

Ya no queda nada de ti, ni tú mas pequeña sonrisa en esa nuestra última despedida, ni todo el orgullo que tragaste para decirme una vez más eso de que me querías. Fuiste tan difícil, complicada e imposible que me costó la vida llegar a entenderte para que ahora te vayas con lo puesto, llevándote contigo a las musas , esas que a veces, en tardes aburridas aparecían para hacer que pudiese escribir autenticas virguerias.

domingo, 6 de enero de 2013

Adicciones peligrosas

Hace tiempo que me siento encerrado en una canción de esas ideadas para niñatas adolescente, donde suena una y otra vez eso de "son sueños"

Que obsesión más ridícula es pensar que todavía existes cuando yo fui quien te perdí esa tarde de mayo, mientras los últimos rayos de sol de un día un  poco triste se colaban de par en par por mi ventana. Susurraba el viento a gritos tu nombre y yo solo quería escribir para no dejar oportunidad de olvidarte.

Tú te rompías y solo quedaba el silencio gritándome eso de que te necesitaba, arañando con fuerza y descaro mi cara salpicada de ojos llorosos llenos de tu nombre. Me dejó marcado tu forma de tocarte el pelo y  ese último pliegue que en tu sonrisa a veces se dibujaba cuando estabas conmigo, entre idas y venidas de sábanas.

Pasan los lunas y aquí sigo, esperándote, esperándote como un tonto. Pensando que al girar la esquina estarás, como ya estuviste antes, con esa mirada enigmática que me obliga a hablarte al oído y a morderte fervientemente el cuello.